No me mires así.
Ya sé que no soy lo que esperabas.
Mi risa es escandalosa y alocada,
igual que mi alma.
Te atrajo mi impulsividad y mis palabras,
y ahora me prefieres callada.
Ni sumisa, ni marchita,
sincera y avispada.
No me mires así.
Ya sé que no soy lo que esperabas.
¿O tal vez sí?