La roca se resquebrajó en silencio, una grieta sigilosa fue abriéndose camino entre ellos. Durante meses, durante años.
No eran conscientes del peso que iban cargando con cada paso: obligaciones, tedio, cansancio, ira, rencor, miedo, inseguridad…
La brecha cada vez era más profunda, más imposible de saltar o esquivar. No había posibilidad de construir puentes que diesen nuevas oportunidades.
No, desde cada márgen del abismo era imposible reconocer al otro. La diversión, la pasión, la ternura y el amor quedaban desfigurados desde sus rocas.
Solo les separaban pocos centímetros, pero estaban tan lejos…
Esa grieta es tan común en las relaciones… A veces se sobrevive a ella, otras veces se hace demasiado grande… Un beso.
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Así es…😥
Besaco matutino!
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Muy bien tirado.
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Gracias!
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A su manera, hay unos Michel y Bones alimentándose ahí en medio. Hasta los puentes se comen.
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