Oigo las manecillas del reloj y cada vez me pongo más nerviosa, bueno miento, ya no hay en casa ningún reloj de manecillas, quedaron desterrados con los teléfonos y los relojes digitales.
Da lo mismo, miro la esquina inferior derecha de la pantalla del ordenador y veo como va cambiando de cifra el minutero, diría que casi percibo el tic tac en mi mente.
Quince minutos.
Un cuarto de hora.
Un plazo de tiempo insignificante que puede cambiar mi vida. No seré capaz, es muy poco tiempo. Es imposible forjar los cimientos de algo tan grande en solo quince minutos. ¿Cuántos segundos son? Acerco la calculadora y tecleo, los números nunca fueron mi fuerte: quince por sesenta, tecleo. Novecientos segundos. Un suspiro.
El minutero vuelve a cambiar: acabo de perder tres minutos más. Tic tac, tic tac.
En quince minutos…
No puedo crear una coartada en quince minutos, bueno, en diez.
¡Eso, eso! ¡Dando de comer a Michel y Bones, vuelve la psicópata! Así da gusto.
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Jaaajjj, es para rebajar las longanizas🤣
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Si sigues mirando al reloj, se te va a acabar el tiempo… ¡se acabó! me temo que estás condenada.
Un abrazo.
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😅 Besacos, Estrella!
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