En toda historia que se precie están:
— Los actores protagonistas.
— Los actores protagonistas secundarios.
— Los actores.
— Los actores secundarios.
Todos sabemos cual es el papel de los protagonistas: llevarse los aplausos y el cariño en el caso de estar en el lado bueno o, los abucheos y el desprecio en el caso de haber nacido en el lado oscuro. Estos (a no ser que sean personajes de “Juego de Tronos”), tienen asegurada su presencia hasta el final de la historia.
Los protagonistas secundarios son aquellos que participan de forma activa en la trama, pero que tienen la espada de Damocles apuntando en su cuello. Tememos por su vida cuando hay acción ya que damos por sentado que aunque no nos gustase, podríamos prescindir de ellos.
Luego están el resto de actores, necesarios en algún momento para dar carnaza mostrando las vilezas del malo o la bondad del bueno en algún aspecto. De estos, puede que ni te acuerdes de sus nombres y que sólo queden en nuestra mente como “la sirvienta”, “el escudero” o “la bibliotecaria”. Ahora que lo pienso, creo que incluso ni nos proporcionan sus nombres…
Y por último, están los actores secundarios, a los que yo quería llegar. Pobres secundarios… Y si no que le pregunten al Actor Secundario Bob de los “Simpsons”. Estos son los que por un bocata de salami y una Coca-cola se tragan infernales castings para poder participar en la serie/peli del momento (en el caso audiovisal porque si son de una novela ni eso, crueles escritores).
Estos son los que rellenan las escenas de fondo mientras los protagonistas bajo el foco principal luchan a cámara lenta (teniendo tiempo de peinarse o lanzar besos al aire al contrincante, otro secundario) o, retozan con la princesa más guapa e inteligente del reino.
Estos son los que miran desde el fondo cómo el “prota” sobrevive a una caída por un acantilado, tres hachazos, siete costillas rotas con perforación de pulmón incluido, la estampida de cinco búfalos grises o la mordedura de un tiburón blanco del Pleistoceno; mientras ellos rezan para que no les roce una flecha la mejilla sabedores de que si eso ocurre el arañazo se infectará produciendo una infección masiva que colapsará todos sus órganos internos y acabarán muriendo a los pocos minutos.
¡Oh, pobres actores secundarios! Y que no os toque decir una frase. ¡Esa será vuestra sentencia de muerte! Por todos es sabido que cuando el secundario de los secundarios habla, y por tanto atrae el interés del lector es porque acto seguido un autobús lo arroyará o una flecha le atravesará el cuello. Eso sí, seguro que la frase tendrá un sentido muy valioso para el prota que, desde lo alto de su corcel, le verá morir.
¡Andaos con ojo, secundarios!
Te voy a decir una manía que tengo viendo películas al hilo de lo que dices: Mi vista se suele fijar mucho en los segundos planos en los que hay ya no secundarios, sino extras: es interesante ver, mientras en primer plano los protas hablan, qué hace el resto de gente que pulula por la escena 🙂
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Como demuestra edta entrada yo también me fijo. Y lo que se ve es… Un ejemplo: en mitad de una cruenta batalla el extra de muy muy al fondo partiéndose de la risa mientras bambolea su espada. ¿Qué chiste le habrá contado su enemigo?
PD: He publicado de buena mañana y del tirón disculpad alguna errata/falta. Ya están corregidas😳
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Como dices, pobres actores secundarios, tan necesarios y a la vez, tan prescindibles.
Besacos
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Creo que todos, en algún momento, hemos pensado en esos secundarios, que rellenan el espacio y que, seguramente, mantienen la ilusión intancta para otra ocasión, si alguien tras las claquetas se da cuanta de que existen.
Besos.
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Los comienzos no son fáciles ni tampoco los finales para muchos. Como bien dice Lídia tan necesarios como prescindibles.
Besacos, Estrella!
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Buen análisis, Sadire… por cierto … hola después de mucho tiempo.
Aquí estoy otra vez, te leo y te sigo 🙂
Necesarios y prescindibles… ay todo lo que se me viene a la mente XD
Besos ¡¡
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Holaaaaaaaaaa!!!!!!!!!
Bienvenida, Maria del Mar, se te echa en falta por aquí.
Me alegro de tu regreso😘😘
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Gracias bonita, te extrañé 🙂
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Lo más justo para no marginar a estos secundarios es acabar con todos los personajes de la novela, para que así no se pueda quejar nadie de que unos han salido peor parados que otros. Además, evitas que Bones pase hambre.
Ale, otro caso resuelto por el Otro Mundo.
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Cambia “novela” por “historia”, y, con ello, otra fe de erratas (causada y) resuelta por el Otro Mundo.
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Me encantó, tan sencillo como eso. Es algo que siempre me ha molestado un poco, la tremenda “suerte” que tienen muchos protagonistas y de los secundarios que suelen vivir por y para el protagonista.
Btw, no he leído tu libro, pero pronto. Me han hablado maravillas de él.
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Gracias por pasarte y comentar. A veces lo sencillo es lo más complicado😉.
Me muero de curiosidad, ¿quién ha podido hablarte bien de mi libro? Seguro que quien lo haya hecho no estaría en sus cabales…
Pero si aún así te atreves a echarle un vistazo, esperaré tu opinión.
Besacos, Boina!
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Hahaha la conoces, estaba en su blog y de ahí lo vi. Y claro que sí, tengo ganas de saber que ocurre así que seguro lo voy a leer. 🙂
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