Está agotada. La despertaré para que se suba a la cama así descansará mejor y yo no tendré que oír sus ronquidos. No me deja oír la tele.
Mucho mejor así, ya puede entrarme el sueño mientras escucho este aburrido programa. Yo también estoy cansado, se me cierran los párpados.
Por fin pillo la cama y me puedo estirar. Este colchón es la mejor compra que hicimos, espero que nos dure muchos años. No para de moverse, está inquieta. Algo le ronda la cabeza y no le deja conciliar el sueño. ¿Le habrá pasado algo en el trabajo? No creo, me lo hubiese contado, cuando empieza a hablar no tiene fin.
A ver si para. Me está poniendo nervioso. Ya empieza con los restregones. Primero las piernas y luego el cuello. Está intranquila. La conozco como si la hubiese parido. Cuando algo la angustia o le carcome empieza a picarle la piel. Muchos años de observación. Pobreta, cree que estoy dormido, pero no puedo dejar de mirarla. Solo veo sombras gracias a la poca luz que me proporciona la luna. Presiento su silueta, no necesito más. He recorrido su cuerpo con mis manos y mis ojos durante años. Sigue siendo preciosa.
Se incorpora. Cierro los ojos. No enciende la luz, solo suelta un bufido. La oigo bajar los escalones hasta el comedor. Si es que aunque tenga ese genio que me saca de quicio es un trozo de pan. No quiere despertarme y aunque se mueve con sigilo puedo adivinar todos sus movimientos. Está bebiendo agua, el ruido de la puerta de la nevera lo confirma. Ahora va al baño.
Un cajón se abre. La oigo teclear. ¡Está escribiendo! ¿Y eso era lo que la inquietaba?, ¿qué se le habrá ocurrido tan importante para obligarla a levantarse a las dos de la mañana? Siempre he tenido curiosidad, pero jamás le he preguntado. Creo que le da vergüenza que sepa lo que escribe. No insisto nunca, ¿es eso lo que quiere? Esta mujer mía es un caso. Pero la adoro con todas sus rarezas. Se me cierran los párpados. Estoy agotado. Las cuatro de la mañana…sigue tecleando…
Pintura –Cesar Santos–
Eso me ha pasado a mí más de una vez. No poder dormir por tener una idea en la cabeza que necesitaba escribir. Me ha gustado la perspectiva que le has dado al relato, contado desde el punto de vista del marido. Un abrazo
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Sí, creo que es una situación tan común entre todos los raritos de las letras que me apeteció verme a través de los ojos de alguien “normal”😁😁
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Está genial escribir cuando no se puede dormir jajaja. Me encantó, me imagino la situación como si la hubiera visto o vivido antes jajaja. Besos a tu alma.
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Siiii creo que muchos nos veremos reflejados😋
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Por fortuna, yo insomnio no tengo. Sí que me despierto por lo general un par de veces por la noche, pero caigo de nuevo en la fase REM antes de darme cuenta de que no estoy dormido, como quien dice 😀 😀 😀
Y menos mal, porque si no, no descansaría nada. Así que no me levanto a escribir…
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Me gusta la actitud del marido respetuoso con esas facetas nocturnas de ella. Que sepas que me siento muy reflejado. A mi escribir me relaja. Un abrazo.
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Reflejado en él o en el insomnio de ella? Imagino que lo segundo😉
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Imaginas muy bien ¡¡
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Tus textos siempre llenos de verdad.
Es un gusto leerte.
¡Un saludo!
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Muchas gracias por leer!!!!!
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